El disco vertebral en la columna vertebral es una estructura interesante y única. Los discos a lo largo de la columna vertebral tienen tres funciones principales:
- Actúan como amortiguadores en la columna vertebral, posicionados entre cada vértebra ósea.
- Actúan como ligamentos resistentes que mantienen unidas las vértebras de la columna.
- Son articulaciones cartilaginosas que permiten una ligera movilidad en la columna vertebral.
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En la columna vertebral hay un total de veintitrés discos vertebrales. Los problemas específicos con cualquiera de estos discos pueden provocar síntomas únicos, incluido el dolor que se origina en el propio disco o el dolor relacionado con la presión del disco sobre un nervio cercano.
Anatomía de los discos intervertebrales
Los discos se componen en realidad de dos partes: una porción externa dura y un núcleo interno blando, y su configuración se ha comparado con la de una rosquilla de gelatina.
- Anillo fibroso. La parte externa del disco (anillo fibroso) es el exterior circular duro compuesto por láminas concéntricas de fibras de colágeno (laminillas) que rodean el núcleo interno.
- Núcleo pulposo. El núcleo interno (núcleo pulposo) contiene una red laxa de fibras suspendidas en un gel mucoproteico.
Las fibras anulares sellan hidráulicamente el núcleo gelatinoso y distribuyen de manera uniforme la presión y la fuerza impuestas sobre la estructura.
La porción externa y el núcleo interno del disco intervertebral encajan entre sí como dos cilindros concéntricos. La porción externa del disco tiene placas terminales cartilaginosas que fijan firmemente el disco a las vértebras por encima y por debajo.
Al nacer, cerca del 80 por ciento del disco está compuesto de agua. Para que el disco funcione correctamente, debe estar bien hidratado. El núcleo pulposo es el principal portador de la carga axial del cuerpo y depende de su contenido acuoso para mantener su resistencia y flexibilidad.
Degeneración discal
Con el tiempo, los discos intervertebrales se deshidratan y se vuelven más rígidos, lo que hace que el disco tenga menos capacidad para ajustarse a la compresión. Aunque se trata de un proceso natural de envejecimiento, a medida que el disco se degenera en algunas personas, puede llegar a ser doloroso.
La razón más probable es que la degeneración puede producir inestabilidad de micromovimientos y las proteínas inflamatorias (el núcleo interno blando del disco) probablemente se escapen del espacio discal e inflamen los distintos nervios y fibras nerviosas dentro y alrededor del disco. A veces, una lesión por torsión daña el disco e inicia una cascada de acontecimientos que conducen a la degeneración.
El disco intervertebral en sí carece de irrigación de sangre. Sin riego sanguíneo, el disco no tiene forma de repararse a sí mismo, y el dolor provocado por el disco dañado puede durar años.